Un texto precioso que me enviaron
y que define bien mi partida 😀
El médico se iba. HabÃa estado un buen tiempo allÃ, en el pueblo de Ajoya, perdido en la sierra, compartiendo los trabajos y los dÃas de la gente, sus partos y sus muertes; y era llegada la hora de partir.
Dijo adiós, casa por casa. Y en el minúsculo dispensario de la comunidad, se detuvo a explicar el asunto a doña MarÃa del Carmen, que tanto lo habÃa ayudado y ahora no lo podÃa creer:
-Pues sÃ, MarÃa. Pues eso.
-¿Y adónde se va, si se puede saber?
-A España. Me vuelvo a España.
-¿Y está lejos España? ¿Está más lejos que la ciudad de México?
Doña MarÃa del Carmen no habÃa llegado nunca más allá del rÃo Gavilanes. Él le garabateó un mapa, para que se hiciera una idea. HabÃa que cruzar la mar, la mar entera, toda la mar.
-Ha de ser un barco muy grande, para tanta agua.
-No, MarÃa, no. Me voy volando.
Ella nunca habÃa visto un avión, ni de lejos. El médico hizo todo lo que pudo para contarle qué cosa era viajar en avión. Con las palabras y las manos, trató de explicar. Hasta que ella interrumpió:
-Ya entendÃ. Lo que usted quiere decirme es que va a viajar dormido en el viento.
Instrucciones de vuelo, Eduardo Galeano.
La Jornada. México, marzo del 2002.